La llamada “generación Z” –los nacidos entre 1995 y 2005–, conocida por ser nativos de las redes sociales, durante la pandemia se sumaron al mercado laboral, y los expertos aseguran que su ingreso en las oficinas ha cambiado las reglas del juego.
Esta generación tiene exigencias diferentes, porque tienen conocimientos que les permiten aportar algo nuevo al mercado laboral. En algunos casos, hacen un trabajo que solo ellos pueden hacer. Salen de la universidad y desde los primeros contratos tienen ya salarios que a lo mejor antes se tardaba años en conseguir. Simplemente porque desempeñan tareas que solo ellos son capaces de hacer.
Sin embargo, el sueldo no es el factor más importante para esta generación. Según el estudio ‘Nuevas tendencias laborales’ realizado por Amazon en colaboración con Ipsos, los jóvenes de 18 a 24 años son precisamente quienes menos importancia le dan al salario a la hora de decantarse por un puesto de trabajo. Esto contrasta con generaciones anteriores, que tienen una visión más utilitarista del trabajo y para los que el salario es más relevante,
Los jóvenes de la Generación Z, valoran mucho la posibilidad de conciliar el empleo con la vida personal, incluso si aún no han formado una familia y no tienen responsabilidades con otras personas, como pueden ser los hijos. La idea de entrar a las nueve de la mañana y salir a las seis de la tarde es algo inconcebible para ellos. Quieren equilibrio y flexibilidad, prima su salud mental ante todo y si el trabajo no se los concede, están dispuestos a dejarlo y buscarse otro.